UNA ESTETICA PARA EL PSICOANALISIS Y EL ARTE
Este libro propone una estética afin al arte y el psicoanálisis que se apoya en la idea de fragmento, intervalo, interrupción. Se trata de aquello que propicia la irrupción de lo irrepresentable. En la poesía: como esa ruptura de sentido que permite extraer magia de las palabras; en el cine de Lucrecia Martel: desactivando percepciones domesticadas; en la pintura de Velazquez: subvirtiendo la espacialidad; y en la práctica del psicoanálisis: con el corte que propicia la intervención. Estas páginas resaltan en todos los casos a la ficción (su medio decir) como lo que humaniza y entreabre el encuentro con esa porción de real que despierta sin ahogar y que, en ese sentido, es también promesa.
Si el analista y el artista retuercen el lenguaje creando una sintaxis tal que lo hace entrar en la sensación, el libro abre una interrogación acerca de qué sucede cuando esa nueva sintaxis se produce en el lazo con-otros. Para ello recoge el espíritu del arte Contemporáneo en su afán por lo fragmentario y por crear nuevos encuentros y situaciones, como así también de todo lo que al ocupar el espacio público apuesta a producir lenguajes diferentes a los tradicionales.
Este hilo es retomado por la autora al hacer referencia a su larga trayectoria en el hospital público. Dice:
"Cuando trato de ubicar qué es lo más extraño del "Ameghino", lugar donde ejercité mi práctica durante mas de 30 años, pienso en los pasillos. Ese litoral, entre, donde convivíamos compañeros y pacientes. Creo que en esa vocación de hacer con el malestar, en donde el psicoanálisis cruza lo reglamentario y normativo de la Institución, se gesta un lazo que hace el sin-sentido causa, y enlaza amorosamente desde lo que no hay. Al igual que en el arte, ese vacío toca los cuerpos, los vivifica, a partir de la cesión de algo privado que por un instante se hace éxtimo y resplandece en el encuentro con otros".