JULIO CORTAZAR
La obra de Julio Cortázar puede ser leída como una vasta cartografía tramada en un complejo collage, que aparece inabarcable para una mirada que pretenda abordarla desde una sola y única perspectiva. En su dilatada extensión se entrecruzan experiencias de vida con formas literarias figuradas por voces discursivas inscriptas en géneros de bordes inestables y por lenguajes de las más variadas procedencias. Esa cartografía se da a leer como una obra en curso, en tránsito, un itinerario incompleto; las estancias de esas travesías, en las que se han ido sedimentando sus movimientos, se manifiestan en dos formas; ante todo, en los textos que ha ido escribiendo a lo largo de su vida y, luego, en las composiciones diversas que se han configurado en sus bibliotecas de acuerdo con las funciones que los tránsitos iban imponiendo a sus estratificaciones tan inestables como las de los paisajes cambiantes de los médanos. Los volúmenes que constituyen su obra y las bibliotecas en las que iba acumulando los libros leídos y releídos, son las detenciones que a lo largo de las múltiples travesías fueron escandiendo su nomadismo incesante. En Julio Cortázar ? Un nómada de otras orillas Roberto Ferro se propone un tentativa de aproximación a ese inmenso océano literario.-