EL AHOGADO
?Se quedaron duros, como petrificados, a menos de tres metros de distancia. Ni siquiera pestañeaban. Rosa, sin soltar la valija, y Rodolfo, empuñando el palo de amasar sobre la cabeza.?
Todos los martes y sábados, el remisero Rodolfo lleva a la anciana señora Susy a visitar a su amiga Graciela, y se cruza brevemente con Rosa, la empleada doméstica.
Rodolfo y Rosa no pueden ser más diferentes. Él es un hombre vulgar, adicto a la televisión, el tabaco y la comida chatarra, inclinado a la violencia y la escatología. Ella, una joven inmigrante paraguaya y madre de dos hijos que quedaron con su abuela en Asunción, es recatada, pulcra, escrupulosa. La mala suerte, que los persigue desde la cuna, y la coincidencia se combinan para que ambos pierdan sus empleos casi en simultáneo. Pero en medio de ese verano bochornoso, el destino da una nueva voltereta, y Rodolfo y Rosa se encuentran en una encrucijada insólita, que los coloca al borde de la delincuencia.