ZIGZAG
Hay escritores que inventan mundos, grandes personajes, paisajes. Dante De Luca, en su primera novela, inventa una lengua. Porque Zigzag, novela cargada de ironía, de humor y de sexo, está escrita en una lengua inclasificable: modismos deformes del castellano con inflexión chilena, toques de otras zonas de Latinoamérica, rasgos porteños ineludibles, que desembocan en el goce oral frente a la pronunciación de las palabras.
En Zigzag un personaje enfadadamente queer narra sus aventuras como si fueran las de Huckleberry Finn cruzadas con las de Alicia en el país de las maravillas. Un comienzo urbano, con algo de humor absurdo, se va desplegando hacia la novela sexual, con un final sentimental de alto vuelo. Y siempre la extranjería, la extrañeza, la desubicación frente al entorno. El camino del personaje es opuesto al del héroe: frente a un obstáculo, produce otro. Pero en esa cadena de fracasos y accidentes hay un hilo tierno, gracioso, y a la vez violento.
Zigzag es una novela desopilante que genera en la lectura un inmenso placer.