UNA ESCUELA PARA TODOS... CON TODOS. HACIA UNA ETICA DE LA DIVERSIDAD
El libro de Alicia Ligabue es un relato de una travesía y, como tal, no está exento de encrucijadas y laberintos. Una vida puesta en la dirección de la justicia y del reconocimiento de otro con discapacidad, habla a las claras de un recorrido que ahora, en este libro, busca sus palabras para narrarlo. Y esa narración no deja de lado ningún signo crucial que cuente cómo han sido los tiempos y los espacios en que alguien ha intentado hacer vidas mejores, darles entidad y experiencia, contribuir al bien común centrándose justamente en todo aquello que estos tiempos han considerado inútil o inservible. De hecho, tengo la sensación que este es el primer paso de un recorrido que puede transmitirse a los demás lectores: no tanto la vida de una autora como su reflexión a propósito de la potencia e impotencia de un camino que no se mira desde lejos ni desde la altura sideral de su profesión, sino en el intercambio con otros, en estar junto a los demás, en hacer cosas más allá de lo que se hace en la vida particular y privada.
Se encontrarán aquí rostros, nombres, palabras, gestos, actos, lecturas, que en su conjunto abrirán las puertas para la comprensión de un punto de vista singular y colectivo a la vez; y, sobre todo, la presencia de una escuela, de escuelas, que siempre están en la búsqueda de una forma, sabiéndose informes, como si la autora y la escuela fuesen permanentemente de la mano dejando el rastro de una experiencia que, gracias a su publicación, puede ser también la experiencia de otros autores y de otras escuelas.
Fragmento del prólogo de Carlos Skliar