MANIFIESTO POR UN ARTE REVOLUCIONARIO INDEPENDIENTE
En abril de 1938, Andre Breton, el iniciador de la aventura surrealista, llego a Mexico para dar una serie de conferencias. Tenia la esperanza de ver alli a Leon Trotski, el revolucionario de Octubre y fundador del Ejercito Rojo. Por mediacion de Diego Rivera se produjo ese encuentro sorprendente y desigual, Breton admiraba la fortaleza y la gesta de Trotski, mientras que este desconfiaba de las experiencias poeticas de los surrealistas. Sin embargo, el artista y el combatiente se embarcaron en un proyecto que los ocupo durante tres meses, la redaccion del manifiesto Por un arte revolucionario independiente, un documento comunista libertario, antifascista y alergico al estalinismo. Escrito a cuatro manos en frances y ruso, y firmado por Breton y Rivera (porque Trotski considero conveniente ceder la autoria a un artista), el manifiesto exige para la creacion en todos los ordenes un marco anarquista de libertad individual. Se trata de romper con el espiritu policiaco de una epoca asediada por totalitarismos y de habilitar la experimentacion personal sin aceptar directivas ni ataduras externas. Curiosamente, en un pasaje en que se afirma que en arte, todo esta permitido, Breton sugeria agregar salvo lo que vaya contra la revolucion proletaria, y Trotski se demostro menos dogmatico que el lider del surrealismo, suprimio la frase creyendo que podia habilitar abusos. El manifiesto es, asi, una proclama por la libertad ilimitada del arte respecto del Estado y los aparatos politicos. Al cuidado de Horacio Tarcus, la presente edicion suma, al texto del manifiesto, una entrevista y un discurso en los que Breton rememora vividamente el proyecto. Un prologo de Michael L?wy traza una semblanza de ese encuentro unico y se detiene en la actualidad de la proclama. En la introduccion, Tarcus recupera el contexto inmediato del dialogo entre los autores -sus picnics con Rivera y Frida Kahlo, los motivos de discusion, el bloqueo de Breton y la insistencia de Trotski para que generara un primer borrador-, asi como los avatares de la circulacion del texto tanto en Europa como en America Latina y los Estados Unidos. Un clasico para pensar las relaciones entre arte y politica, el manifiesto sigue sorprendiendo por su impronta libertaria, por sus cruces con el psicoanalisis y por la discusion, aun abierta, sobre que arte es posible bajo las condiciones del capitalismo