LO ABSURDO Y EL HUMOR
Freud se encontró, casi antes que nada, con que existe un cuerpo muy distinto al que la medicina cree entender y atender, un cuerpo imperfecto, inacabado, insistente. Y que tanto ese cuerpo extraño como esos pensamientos inconscientes dispersan, desde el núcleo mismo de sus formaciones absurdas, contrarias al bienestar y la razón, otra razón.
Lacan, retornando a Freud, avanza ?sin intenciones de ningún progreso?, y así encuentra que el lenguaje no se reduce al sentido. Que hay algo en el lenguaje que no sirve para comunicarse sino para vivir. O sea, un lenguaje que desgarra al deseo de los poderíos mortificantes de la necesidad, un lenguaje que es cuerpo y se hace cuerpo, un lenguaje que nos hace equivocarnos y perdernos. O sea, despertarnos, aunque nunca salgamos del todo del ensueño.
Por cosas como estas, el psicoanálisis puede seguir siendo revulsivo ?incluso para los analistas..., especialmente para los analistas?. Y, también, cada vez más valioso y necesario en estos tiempos donde todo parece reducirse al sentido correcto, a la salud obligada, a la censura de los malentendidos y las contingencias, al horror al absurdo.
Este libro es un evento de la resistencia al avance de los poderes nefastos de la supuesta única razón. Motivo más que suficiente para dejarse tomar por su invocación a lo absurdo, por el recurso al humor, por volver a arrojar las preguntas que nos ayudan a encarar eso que es imposible de soportar pero sin lo cual no habría nada que nos soporte.
Leonardo Leibson